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Vladimir

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El reloj marcaba las 01:11 horas cuando el 112 dio aviso a la patrulla de una discusión de pareja.

Tras mediar con el matrimonio de regreso al vehículo policial Alejandra, Álex para los amigos, vislumbró una sombra en movimiento entre los matorrales de un parque próximo.

Presa de la curiosidad rodeó la verja buscando el acceso al mismo.

Al adentrarse, a unos 20 metros percibió una figura masculina. Sin pensarlo le gritó:

– ¿Todo bien? 

Alex tenía la costumbre de iniciar las conversaciones con desconocidos a través de  preguntas. En función del lenguaje no verbal, el tono y la respuesta del interlocutor,  sabía con alto grado de probabilidad a que se iba a enfrentar. 

El hombre no contestó, permanecía inmobil junto a una mesa de ping pong.

La noche era oscura y tenebrosa y para colmo esa misma mañana había habido eclipse solar. 

Mientras, Mikel su compañero rebuscaba entre los matorrales cualquier vestigio del delito. Álex con paso lento pero seguro, fue aproximándose aquel individuo sin dejar de observarlo.

Cuando lo tuvo suficientemente cerca lo escaneó mentalmente con el objetivo de clasificar que tipo de persona tenía delante.

Vladimir era un alma perdida, su piel reflejaba los excesos de una vida sumida en las drogas. Las úlceras y las costras se habían instaurado en su piel hacía tiempo.

Apenas hablaba español, pero aquella noche de luna nueva, parecía receptivo a las  preguntas que estaba a punto de formular la policía. 

  • ¿Hola, todo bien? Volvió a preguntar Álex
  • Buenas noches agente he salido de casa porque necesito respirar.

En ese momento Vladimir desvió su mirada hacia la mesa de ping pong.

Alex hizo lo propio y observó la cara de un conejo sonriente y de largas ojeras  pintada con el agua que deja el rocío nocturno.

  • ¿Lo has hecho tú? preguntó 
  • Si
  • ¿Te gustan los conejos?

Vladimir asintió esbozando media sonrisa.

Alex acababa de abrir una brecha por donde poder entrar en el mundo de Vladimir.

  • ¿De dónde eres?
  • De Georgia
  • ¿ y dónde vives?
  • En el barrio de la Mina, en Sant Adrián del Besos. 
  • ¿Está todo bien Vladimir?
  • Solo he salido a pasear agente, necesito respirar. 

Alex se fijó en su mirada, proyectaba tristeza y resignación. 

  • ¿Qué ha pasado Vladimir? , preguntó Alex interesándose. 
  • Esta tarde he recibido una llamada, mi madre tiene cáncer, hoy la han operado.

Los ojos de Vladimir empezaron a brillar y la voz se le entrecortó.

Alex entendió y empatizó rápidamente con la situación.

  • ¿Dónde está tu madre?
  • En un hospital de Georgia. 
  • ¿Desearías  poder estar ahí, junto a ella? Vladimir se rompió, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. 
  • Agente, llevo una chuta usada en el bolsillo, no quiero dejarla en el parque porque vienen muchos niños.
  • Es todo un detalle por tu parte Vladimir. ¿Buscarás un sitio seguro para deshacerte de la jeringuilla?
  • Si  agente se lo prometo.
  • ¿Puedo hacer algo por ti Vladimir?
  • No agente.
  • Estoy segura que en estos momentos tu madre te tiene muy presente igual que tu a ella. Seguro que tu conejo te va a dar suerte y todo saldrá bien. 

Vladimir asintió con la cabeza. 

  • Cuídate Vladimir que tengas buenas noches. 
  • Adiós agente.

Candela Decadente

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1 month ago