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El 15% que sobrepasan la semana 40

Mucho se habla de los partos prematuros de las niñas y niños que llegan al mundo antes de tiempo. 

Pero muy poco de los que se pasan de cuentas.

Yo pertenezco a este segundo grupo. Dudo si el motivo fue porque no me apetecía manifestarme, o simplemente me daba pereza el mundo exterior.

En realidad pienso que fue una mezcla de los dos.

El caso es que llevaba dos semanas más de cocción, cuando en vistas que mi madre no rompía aguas ni yo hacía el ademán de asomarme, el ginecólogo se puso manos a la obra para forzar la salida. 

No fue un parto fácil, debido a mis pocas ganas y la nula motivación por ver la luz.

Puse todo mi empeño en permanecer en mi burbuja de líquido amniótico, pero los fórceps pudieron conmigo. Extrayendo mi pequeña y apepinada cabeza y con ella el resto del cuerpo.

No recuerdo que pensé, pero seguro que sería algo así como: “mierda, al final se han salido con la suya”.

Nací entre petardos, coca y cava. Supongo que al ginecólogo no le vendría bien trabajar en festivo y adelantaron el parto a mi madre un día. 

Una decisión, la de mi ginecólogo, aplaudida por mí y de la que me siento agradecida. 

Primero por evitar de raquis el carácter aéreo, mutable y contradictorio de géminis y nacer en el mar de la hipersensibilidad, emocional y soñadora de cáncer.

El segundo motivo de agradecimiento al señor que me puso una ventosa por montera, es por hacer que mi madre me pariera la noche más especial, de las 365 que estaban en el bombo.

La noche en la que nací, estaba cabreada y muy cansada tras luchar y resistirme al alumbramiento de mi madre.

Todo y escuchar a través de las ventanas, los fuegos artificiales en mi cuna transparente del hospital, rodeada de otros bebés, esa noche del 23 de junio de finales de los 70 me perdí mi primera fiesta.  Motivo por el que ahora las disfruto todas.

El 23 de junio se celebra la noche más mágica y bruja del año. Esta tradición pagana y milenaria rinde culto al sol. Con el encendido de las hogueras se potencia su fuerza.  Ya que en nuestro hemisferio los días se empezarán a acortar y las noches se harán más largas. 

Se abre un portal y una gran oportunidad para realizar rituales mágicos de purificación y sanación, vaciando y quemando lo que ya no nos sirve, para dar cabida a la formulación de nuevos deseos que susurrados a Calipso, la diosa del mar, te proveerán de inmortalidad, juventud eterna y una vida colmada de satisfacciones si permaneces junto a ella.     

Feliz noche de San Juan y Felices 46.

Candela Decadente

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1 month ago