viajes iniciaticos

La noche Vislumbra en París

Y a ti ¿Qué te llama la atención?

Teníamos unos 16 años cuando mi amiga Eva regresó de unas vacaciones en París.

De aquel viaje me trajo dos regalos; el primero fue un cuadro tipo acuarela de un artista desconocido, donde se contemplaba mi lugar favorito de París. 

Rue Tertre, la plaza más bohemia y mágica de Montmartre.

Con el tiempo ha ido perdiendo pintores y ganando en terrazas y con ello su bucólica esencia. Pero para mí siempre será un lugar mágico y siempre que vuelvo a París regreso cuál paloma a poner el huevo.

El segundo regalo que me trajo, fue la historia inspiradora de su visita a Pere Lachaise.

Eva era anarquista, desconozco si ahora después de 30 años aún lo será.

Lo que sí creo es que seguirá siendo fan incondicional de Jim Morrison.

Su padre la recogía cada día en la puerta del colegio de la Av. Pearson en Pedralbes, Barcelona en un Porche Carrera de color gris, mientras yo bajaba la cuesta a buscar el bus núm. 114.

Más allá de las controversias familiares que pudiera tener por sus convicciones políticas. Recuerdo que ella era genial por su espíritu libre, aventurero y su sonrisa.

Eva fue a París para visitar la tumba del rey lagarto cargada con una botella Bourbon Jack Daniels que había comprado en una tienda de pakistaníes y un paquete de tabaco como ofrenda. La tumba era muy austera. 

Me explicó que le costó encontrarla porque estaba escondida entre otras tumbas más majestuosas.

Pero una vez estuvo cerca, no dudo.

Es esa se dijo, no puede ser otra, flores, retratos, cartas manuscritas y todo tipo de regalos cubrían la sepultura de Jim Morrison.

Una vez allá, al no ver rastro del vigilante que suele merodear cerca y que se puso para disuadir a los fans, ya que a finales de los 80, principios de los 1990, un individuo robó la escultura del busto de Morrison. Saltó la valla y lo primero que le llamó la atención fue la inscripción del epitafio.

  “JAMES DOUGLAS MORRISON 1943-1971 

 KATA TON DAIMONA EAYTOY”

En 1993 no existía internet, tal y como existe ahora, por lo que mi amiga no pudo  tirar de Google translate con el griego para conocer el misterioso significado de aquella frase. 

Eva quería rendir un homenaje póstumo a su ídolo. Para ello bebió a morro de su botella de Jack Daniels y se fumó un cigarro mientras escuchaba la mítica canción de The End en su Discman.

Tras los 11:43 minutos de canción, se despidió dejando unos cuantos cigarros de Nobel encima de la lápida y lo que quedó de la botella de bourbon.

Próximo destino el columbario número 16258 lugar de sepultura de María Callas de la que también era gran fan.

Escuché con atención la descripción de aquel fantástico lugar y las tumbas que visitó. Pero sobre todo me inundó y me contagió la energía que sintió, al vivir aquel acontecimiento de vital importancia para ella.

Pere Lachaise es épico, no te olvides de visitarlo cuando vayas a París me dijo.  Asentí, aunque para entonces no era nada fan de The Doors ni de María Callas.

Seis años después, allí estaba yo. En la entrada del cementerio de Pere Lachaise, entré por el acceso que queda más cerca a la salida del metro con el mismo nombre. Para entonces yo ya tenía 22 y mi alma de adolescente rebelde se había hecho fan incondicional de Jim Morrison. Tenía todos sus CDs y los escuchaba a menudo.  

En la entrada compré un mapa detallado, con la ubicación de las tumbas de todos los personajes ilustres enterrados allí.

Pero para la de Jim y la de Callas no iba a ser necesario, me había aprendido el camino de memoria gracias a la era de internet.

Fiel a su espíritu o fiel a su destino es la interpretación a la frase en griego del epitafio de la lápida de Jim. El padre de Jim el almirante George Stephen Morrison fue el autor de la misma queriendo expresar la filosofía y forma de vida de su hijo. Todo y que al parecer existen otras interpretaciones como “Fiel a su propio demonio” o “Cada uno es dueño de los demonios que lleva dentro” frases que expresan la esencia del poeta.

Reconecté con las emociones y con la historia de Eva cuando me encontraba delante de la tumba de Jim. No salte la valla ni bebí ningún brebaje alcohólico. Tras un rato observando su tumba, me despedí de Jim y del vigilante y seguí mi camino hacia el columbario.

Chopin, Edith Piaff, Oscar Wilde, Balzac, Moliere, Proust, Delacroix, Max Ernst, Théodore Géricault, Camille Pissarro, Modigliani son, entre otras tumbas célebres, las que visité aquel día.

Las ofrendas en las tumbas de los pintores me emocionaron de manera especial en mi tercera visita a París y al ineludible cementerio de Pere Lachaise.

Pinceles, acuarelas, carboncillos, dibujos adornan sus lápidas.

En aquella visita tú ya no te encontrabas en el mundo de los vivos y el paseo entre las tumbas cobró nuevos matices, emoción y sentido.

Pero volviendo a aquella primera visita, no solo me impresionaron las tumbas de los personajes célebres, hubo una en particular que no he podido olvidar. Pertenece a una enigmática mujer llamada Elisabeth Acosta Pussiau murió con apenas 40 años, sus restos descansan en el columbario muy cerca de los de Max Ernst. No hay epitafio, pero sí un llamativo dibujo y un título. No pude pasar de largo, me llamó tanto la atención que retrocedí y me quedé observando, como si aquella ilustración fuese la X que marca el lugar.

La losa de 50 x 50 me mantuvo atrapada durante un tiempo incierto, fue como si cayera en un espiral espacio temporal como Alicia en el país de las maravillas. 

En la imagen se observa el fondo del mar de color azul intenso, corales rojos, algas y plantas con distintos tonos de verde que bailan al son de las corrientes. 

Miro hacia arriba, el haz de luz indica el camino a la superficie. 

Siento que dentro del mar el tiempo se detiene y el silencio se hace presente.

Elisabeth Acosta Pussiau murió hace 23 años, los mismos que han pasado desde que me enteré de la existencia de este cementerio.

A día de hoy escribiendo estas líneas, la causalidad de saber que se oculta detrás de “En la Noche Vislumbra” tal y como consta en la ilustración, sigue oculta para mí.  Esperando descubrir algún día su misterioso significado.

Candela Decadente

/

1 month ago