Viajes INICIATICOS
El Tatuaje Sobrevalorado
Una de dos, o no crees lo que vales o me quieres embaucar. No hay más.
Mi pasión por los tatuajes empezó de niña y se materializó de mayor.
En los 90 le decía a mi madre que de mayor iba a “ponerme” mogollón.
Mi madre me miraba desafiante a los ojos y me respondía: ¡No hija no!
Su esperanza se esfumó a mis 28 años.
Me desvirgué en un callejón perpendicular a Kao San Road llamado Thanon Kao San en la ciudad de Bangkok.
Después de superar con éxito, junto a mi gran amiga mallorquina, una odisea de nueve meses mano a mano. Decidimos airearnos celebrándolo en Tailandia.
En aquellos 21 días que recorrimos de norte a sur el país, nos cebamos a pad thai callejero y a muesli yogur.
Con el curry verde, descubrimos el límite de nuestra tolerancia al picante.
Las piñas coladas nos acompañaban en las puestas de sol y la cerveza Shinga y los zumos de limón nos los tomábamos para sofocar el calor.
Ya de regreso a Bangkok, del “secret spot” mejor guardado en mi mente y corazón, (una pequeña isla del mar de Andamán) y a falta de 48 horas para regresar, decidimos tatuarnos como broche final.
Cuál pacto de sangre entre hermanas nos tatuamos lo mismo, en el mismo lugar.
El sello de nuestra unión y amistad más allá del tiempo y el espacio.
Después de aquel tattoo vinieron muchos más y más grandes, la cara de mi madre al verlos siempre ha sido un poema y sigue siéndolo. Las tres palabras que siempre menciona son: ¡No hija no!
Algunos tattoos los he macerado en mi mente durante mucho tiempo y otros son fruto de un impulso más primitivo.
Pero todos ellos tienen un nexo en común: recordar el paso de experiencias épicas que han marcado mi existencia.
El próximo tattoo que quiero hacerme es de los reposados.
Un estilo singular para un tattoo que siento que tengo que llevar.
El creador de tal estilo es un brasileño con miles de seguidores en Instagram.
La otra mañana me levanté con ganas, le envié un privado y rellené un formulario.
Siendo extranjero pensé que quizás, en unas de sus incursiones a España podría concertar cita con él.
Pasaron varios días, pero no recibí respuesta alguna.
Cuando menos lo esperaba, una publicidad de la feria del tattoo en mi ciudad, asaltó mi móvil.
Los astros se estaban alineando. El tatuador en cuestión haría acto de presencia en mi ciudad.
Al no contestar mis mensajes, entré en su perfil con ánimo de indagar más y hallé algo que se me había pasado por alto.
Me fijé en su bio y encontré el nombre de su estudio. Perpleja descubrí como mis creencias iniciales carecían de verdad. El estudio se encontraba a 30 km de mi
casa.
Miré al firmamento y descubrí que los astros estaban alineados y una estrella fugaz pasaba delante de ellos.
Nada ni nadie podía prever el cambio de dirección en este asunto.
Los hechos acontecieron de la siguiente manera:
Entré en el perfil del estudio y les envié un privado exhaustivo con lo que quería, como lo quería y cuando lo quería. 48 horas después me llegó un whatsapp que
decía:
“Hola, soy Luana. Esta cuesta 700 euros cariño”
What!!!!
Mi primera impresión fue: ¿Cariño?
Mi segunda impresión fue: ¿Una hora de tiempo 700 euros? Qué crack.
Mi tercera impresión: ¡No hija no!
Ante mi disconformidad con el presupuesto, conteste a Luana (nombre que en Hawaiano significa feliz y satisfecha).
Pasadas unas horas recibí una nueva respuesta:
– “Voy a verificar un descuento”
What!!!
- Si el valor de tus servicios es el que crees que mereces, no bajes tus precios. Disminuye tu autoridad y credibilidad a ojos del cliente y aumenta la sensación de estafa y oportunismo.
- Si dices que me vas a verificar un descuento, envíamelo.
Volví a mirar al cielo y observé como la alineación de las estrellas se iba al garete provocando un eclipse solar y una lluvia de meteoritos.
Conclusión: seguía queriendo dicho tattoo pero no a cualquier precio ni de cualquier manera.
Lance una nueva petición al universo, esta vez más concreta con la ilusión de encontrar una solución. Esa misma semana di con la oportunidad esperada a mi
llamada.
La causalidad, hizo que de nuevo mi móvil fuera protagonista. Volviéndome a impactar con una nueva publicidad.
Esta vez descubrí que se trataba de una genial tatuadora con el mismo estilo singular. Mis mensajes fueron correspondidos formalmente y el precio encajaba a la perfección al trabajo solicitado.
Tachan Tachan, para el Pilar me voy a tatuar. Aprovecharé también para disfrutar de los mejores huevos rotos con jamón y foie del mundo en Vinos Nicolás.
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Candela Decadente
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26 Agosto 2023