vivir arte a través
El efecto Kandinsky II
Hay que tener cuidado con lo que se desea porque puede convertirse en realidad y nunca hay que olvidar la tercera ley de Newton: “Toda acción provoca una reacción igual y de sentido contrario”
Belén conduce a toda velocidad su coche por una Gran Vía infectada de arañas negras sobre fondo blanco y rojo, intenta conectar telefónicamente con Elisa y Paloma pero los móviles aparecen apagados, ¿Habrán nacido en este universo?¿Seguirán siendo amigas?
Entra a su casa por el aparcamiento, todo está sospechosamente “normal”, a la salida del ascensor cuando va a meter la llave de la cerradura, siente como la agarran del brazo con fuerza y la empujan al interior de la casa del vecino.
Se trata de Lola, la joven que vive enfrente, tiembla como una hoja y se lleva las manos a la cabeza mientras susurra:
- ¡Estás loca!¿Cómo se te ocurre aparecer por aquí? Te están buscando, vas a conseguir que todo vaya a peor.
- Pero…
- Pero nada, Paloma está en un campo de “reeducación” por roja y Belén por lesbiana, ahora te están buscando a ti, te aviso porque te lo debo, conseguiste una coartada para mi hijo para el día de la reunión de la resistencia, pero estamos en paz, si te vuelvo a ver te denunciaré, sabes que si no fusilarán a todo el edificio.
Mi vecina mira por la mirilla para asegurarse de que no hay nadie y me saca a empujones de su casa, no puedo pensar con claridad, oigo el ruido del ascensor subiendo y empujo las puertas antipánico que llevan a la escalera de emergencia. Me asomo al ojo de buey de la puerta y veo a unos uniformados echando abajo mi puerta.
Corro escaleras abajo y salgo por la puerta de atrás del edificio. Me escondo en un callejón, saco el móvil y apenas le queda un 15% de batería, tengo que ser capaz de volver al Thyssen y ¿Encontrarme a mí misma en el pasado? ¿No será aún peor?
Lo primero es camuflarme, me siento detrás de los cubos de la basura, los muevo lo suficiente para tener visión de la vía principal. Me apoyo en la pared y tapo nariz y boca con mi pañuelo para evitar las arcadas causadas por el olor. Al rato se oyen las sirenas de la policía que abandonan el lugar, parece que no han encontrado nada y se han ido.
Me tengo que dar prisa, no se el tiempo que me queda, vuelco mi bolso en el suelo para ver si se me ocurre algo. Sólo llevo la documentación, el móvil, el libro que he robado y la navaja todavía cubierta de sangre.
Están buscando a una mujer, así que lo mejor sería cambiar de identidad, además necesito transporte seguro. Una opción sería secuestrar a un taxi y cambiarme por su conductor, pero si acabar con un genocida me ha llevado a esto, no se lo que pasaría con un buen hombre.
Recojo el bolso, salgo a la avenida y la solución está delante de mí. Al fondo de la calle se ven las cocheras de la empresa municipal de transportes. Voy para allá intentando disimular mi nerviosismo, despacio, sin correr, mi pulso empieza a acelerarse cuando pasa a mi lado un coche de la policía, contengo la respiración hasta que pasa de largo.
El cielo se está cubriendo, amenaza tormenta, empiezan a caer de manera aislada algunas gotas gordas, están frías, casi duelen. El olor de la lluvia, saca la esencia de los lugares, mientras que en el campo la tierra mojada te llena el alma de calor con cada bocanada, en la ciudad desprende un hedor muy reconocible, mezcla de contaminación, humo de los coches y hollín.
Belén rodea las instalaciones, mientras la lluvia se hace más intensa, no le viene mal, despejará las calles de ojos indiscretos. Al lado opuesto de la garita de entrada encuentra un hueco en la valla metálica, con cuidado aparta los hierros y entra en el complejo.
Busca una zona discreta y examina el lugar, identifica claramente las cocheras, no se ve a nadie, así que va para allá. Entra en un gran hangar donde hay varios autobuses, al fondo una puerta entreabierta da a lo que parecen unos vestuarios, mete su cabeza y oye el ruido de la ducha y el hablar de varios hombres.
Sin tan siquiera reflexionarlo actúa por pura supervivencia, tampoco tiene mucho tiempo, se cuela en el vestuario y roba un uniforme. Utiliza el fular que lleva a modo de vendas para disimular el pecho, se va pisando los pantalones y la chaqueta le llega a media mano, pero puede valer. Mete toda su ropa en el bolso y lo tira a la basura, sólo se queda con el móvil y la navaja.
Al salir se encuentra al supervisor, agacha la cabeza y se mete una mano en el bolsillo donde llevaba la navaja.
- ¿Eres el nuevo? Llevo un buen rato esperando, no está bien llegar tarde el primer día, ya estás cogiendo la línea catorce que vas con retraso.
No lo puede creer, parece que su suerte cambia, es el que para en el museo. El autobús está preparado, sube y arranca, no puede ser tan difícil de manejar habiendo llevado todo tipo de autocaravanas. Sale de las cocheras sin mayor incidente y se dirige a su destino, la lluvia ha montado un lío de tráfico de los gordos, saca el móvil y sólo le queda el 5% de la batería, nunca antes había agradecido tanto el carril bus que le permite llegar en un tiempo razonable.
Ahora ¿Cómo entrar? Se le ocurre un plan, abre las puertas y entra corriendo al museo, llega al mostrador contoneándose y sujetándose la tripa:
- Por favor necesito un baño, es muy urgente, ¿Me pueden dejar pasar? va a ser un momento, no puedo más.
La mujer al ver la cara congestionada y el nerviosismo en su voz acepta, abre el torno y le indica el camino.
Belén echa a correr pero no en dirección al aseo sino a la sala de Kandinsky, entra y enciende el móvil, sólo un 1%, lo suficiente para abrir la app, enfocar y entrar en el cuadro.
De nuevo el flash y se encuentra en Munich, pero su móvil está muerto, más le vale encontrar a su otro yo y ser convincente o se quedará para siempre en esa época, aunque casi lo prefiere al futuro del que viene.
Sigue sus pasos y se ve a lo lejos esperando a la puerta del albergue
- Se que todo esto es una locura pero no puedes hacerlo
La otra Belén se queda en shock
- Has viajado en el tiempo ¿De verdad te sorprende encontrarte con tu otro yo de un universo paralelo?
- Visto así, ¿Eres como el fantasma del futuro?¿ Vienes a ayudar a un genocida?
- Da igual lo que sea, como decía Casstellion “Matar a un hombre por defender una idea no es defender una idea es matar a un hombre” y esto vale independientemente de lo cabrón que sea, además en esta fecha aún no ha hecho nada. Sólo quiero no ser tu futuro, hazte caso a a ti misma por una vez en la vida.
El argumento parece que le ha llegado, en ese momento aparece Hitler, pasa por el lado de las dos mujeres.
- Guten Morgen die Damen
Belén saca su móvil y le da a la cruz, al instante está de vuelta en el museo sin acabar de entender qué ha pasado.
Entra un mensaje en el grupo que comparte con Elisa y Paloma: “Esta noche quedada de chicas, nos han invitado a un concierto.” Ella contesta “me apunto” como si nada hubiera pasado, es más nada ha pasado.
Miriam E. Monroy
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1 month ago