LA escenAS DEL COMERCIAL

Los 80s son Nuestros

Era un sábado más, aunque podría decirse que se trataba del mismo sábado. Se dirige al fondo del salón una mujer, coloca sobre su mesa su gorro con orejeras y se atusa su melena gris recogida en una coleta. Se quita el abrigo dejando ver una camiseta negra con letras blancas de imprenta que pone “Magic” y que lleva combinada con unos leggins de leopardo. Parece que esa magia se terminó hace tiempo, puede que allá por los 80.

No le hace falta pedir, al verla, el camarero le lleva unos huevos benedictinos y un té. Ella coloca las gafapasta de sol moradas sobre la mesa y saca de la Mochica “El Pais”, es el único periódico de papel en toda la sala, llena de los más variopintos dispositivos.

La mujer pasa con cuidado las páginas del periódico mientras da buena cuenta del desayuno, no lleva móvil, ni ningún otro aparato sólo un viejo swatch en la muñeca, también morado a juego con sus gafas.

Vuelve el camarero, se trata de un hombre mayor, es curioso porque el resto son jóvenes, que podrían ser camareros del Comercial o dependientes de una boutique de la calle Velazquez, además el uniforme parece algo más antiguo, aunque se puede leer claramente el nombre del café.

Pido la cuenta y me levanto un instante al baño. A la vuelta la mesa está vacía, no hay rastro del café ni de las consumiciones, me quedo perpleja, apenas a sido un momento, mi cabeza no para de dar vueltas a la historia, como dentro de una burbuja que me separa del ajetreo del salón.

El ruido del plato de la cuenta sobre la mesa de piedra me saca de mis pensamientos, pregunto al camarero por la mujer que se sentaba al lado, me contesta que la mesa ha estado siempre vacía.

Un escalofrío recorre mi cuerpo, busco al camarero mayor por toda la sala y tampoco lo encuentro, salgo algo contrariada y me dirijo al kiosco de enfrente. Le describo a la mujer y pregunto si la ha visto salir, el hombre sonríe y me cuenta la historia de Lola, una mujer que en los 80s se enamoró de un camarero del comercial, cada sábado iba a desayunar para poder verse en público sin que nadie sospechara.

Cuando llegó la ley del divorcio intentó dejar a su marido, pero él en un ataque de celos los mató a los dos. Desde entonces muchos clientes del comercial los ven las mañanas de los sábados.

Miriam E. Monroy

/

1 month ago