Presiento que este Sant Jordi va a ser muy especial porque el 14 es mi número de la suerte, mostrándome de manera causal e  imprevisible la luz en el camino. 

La numerología es sabia.

Tres días antes, el 20 de abril, un fenómeno astrológico sin precedentes ocurrió en nuestro sistema solar. Un eclipse solar híbrido, solo visible para nuestros vecinos del pacífico.

Los astros se están alineando para que yo el domingo me coma unos miguelitos albaceteños. Esta vez, además de los de crema también viajarán los de chocolate.

El 23-4-23 no podré asistir al centro para pasearme entre libros y rosas como es costumbre. Pero el universo y mi madre se confabularon para conseguir que tres días antes, viviera de un Sant Jordi muy especial. 

Una entrada in extremis,  para asistir  a la presentación y firma del último libro, de la reina de la novela negra Dolores Redondo.

El lugar genérico, la sala de actos de la biblioteca de mi pueblo. 

El lugar específico butaca en segunda fila centrada. Inmejorable

La primera vez que te vi, fue en el Sant Jordi post pandemia con tu libro “La cara norte del corazón”  mascarilla en boca y distancia de seguridad, me dedicaste el libro para dos.

Esta segunda vez, la posibilidad de acercamiento y el abrazo final con la maga de las tormentas, desencadenó un arcoíris en el salón. 

Dedicatoria para dos de tu último libro “Esperando el diluvio”.

Espero que la tercera sea la definitiva y podamos compartir este momento tan épico juntas, porque no es lo mismo estar que te envie la dedicatoria por whats.

La celebración prosiguió. 

Reencuentro muy esperado con el team “Barnacete”, presagiaba una velada legendaria como es de costumbre: cena, fiesta y Miguelitos hasta las 06 de la mañana.

Fideuá post resaca en la Barceloneta, concierto y fin de fiesta en comisaría.

El muy reducido círculo que un día consagró la maestra, sigue muy vivo y dispuesto a dar guerra en las letras y en la fiesta.